TLAXCALA VIVE CON FERVOR LA TRADICIONAL BAJADA DE LA VIRGEN DE OCOTLÁN, UNA CELEBRACIÓN DE FE, CULTURA Y ESPERANZA
Tlaxcala se llenó de fe, color y tradición este lunes 19 de mayo con la realización de la Bajada de la Virgen de Ocotlán, una de las festividades religiosas más entrañables y antiguas del estado, que a lo largo de 270 años ha reunido a miles de fieles y visitantes nacionales e internacionales, convirtiéndose en un símbolo vivo de identidad y devoción.
Desde las primeras luces del alba, el ambiente se impregnó de espiritualidad con las tradicionales “Mañanitas” dedicadas a la Virgen en la Basílica de Ocotlán. Posteriormente, la venerada imagen fue descendida de su altar para recorrer las calles del Centro Histórico de Tlaxcala, adornadas con coloridas alfombras de aserrín, pétalos de rosa y más de 40 altares levantados por la comunidad, donde en cada parada se elevaron oraciones y plegarias.
UNA PROCESIÓN QUE UNE GENERACIONES
Miles de peregrinos, cargados de fe y esperanza, acompañaron a la Virgen en su recorrido por templos históricos como la Parroquia de San José y el Conjunto Conventual y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción, hoy reconocido como Patrimonio Mundial. En cada punto, se celebraron misas solemnes, rezos y actos litúrgicos, creando un ambiente de reflexión, agradecimiento y alegría compartida.
El Obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino, encabezó esta emotiva procesión, acompañado por autoridades eclesiásticas, el comité organizador y representantes de la sociedad civil, destacando la fuerza de la tradición y su vigencia en la vida de los tlaxcaltecas.
UNA TRADICIÓN CON SIGLOS DE HISTORIA
La devoción a la Virgen de Ocotlán tiene sus raíces en una aparición mariana ocurrida en 1541 al indígena Juan Diego Bernardino. Desde entonces, su imagen ha sido símbolo de protección y consuelo. En 1905, el Papa Pío X le otorgó la coronación pontificia, y en 1991, el Papa Juan Pablo II visitó su basílica, reafirmando su importancia espiritual para México.
El padre Ranulfo Rojas Bretón, vocero de la Diócesis de Tlaxcala, subrayó que esta celebración no solo es una manifestación de fe, sino una expresión cultural viva, donde se entrelazan música, flores, gastronomía, artesanía y tradición oral que han sido transmitidas de generación en generación.
FE, CULTURA Y TURISMO EN UN SOLO EVENTO
La Bajada de la Virgen de Ocotlán también impulsa el turismo religioso en Tlaxcala, atrayendo a visitantes que además de participar en la procesión, disfrutan de la arquitectura virreinal, la calidez de su gente, las artesanías tradicionales y los sabores típicos de la región. Las alfombras multicolores de aserrín adornaron las calles, ofreciendo un espectáculo visual único que cautivó a propios y extraños.
Tlaxcala se consolida así como un destino privilegiado para quienes buscan vivir tradiciones auténticas, cargadas de espiritualidad, historia y cultura.
RECONOCIMIENTO AL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL
Las Secretarías de Cultura y Turismo del estado resaltaron la importancia de esta festividad como una manifestación invaluable del patrimonio cultural inmaterial de Tlaxcala, donde convergen la historia, el arte popular, la devoción y el trabajo comunitario.
«Cada año, esta tradición renueva los lazos de identidad y esperanza colectiva de nuestro pueblo. Es un reflejo de la Tlaxcala que cuida sus raíces y comparte su fe con el mundo», destacaron en un comunicado.
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